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miércoles, 30 de enero de 2008


Mi querida Dolores,

Me desnudo ante ti como no lo he hecho antes. Desnudo mi interior, te descubro lo que se esconde tras esta máscara que llevo permanentemente pegada a mi rostro. Primero fuiste Montse, amor puro de un ya remoto y olvidado tiempo. Después fuiste Belén, la que marco un cruz en mi pecho, que ya cicatrizó, y otra en mi mente, la que continua. Fuiste otras, como Teresa, que me abrió un mundo, o como Ana, que lo cerró. A veces has sido una adolescente, que ahora ya ha crecido, a veces una mujer que nunca dejara atrás aquella jovencita que fue. Algunas veces me has tenido. Pero nunca más completo. Pasaron los años de creer que las niñas querían ser princesas, porque ellas ya no lo quieren ser y las ranas ya no se convierten en príncipes.


Besos irrespetuosos

Humbert

sábado, 15 de diciembre de 2007


Mi querida Dolores,

Te escribo está carta desde la distancia de tu olvido. Pasaron yo los días de jóvenes Lolitas y diarios perdidos, pero sabes que siempre disfrutarás de mi favor. Solo te pido dos cosas: nunca dejes de quererte, nunca dejes de soñar.

Tuyo irrespetuoso.

Humbert

viernes, 4 de agosto de 2006

Cartas a Dolores (y V)


Querida Dolores,

Esta es la última carta que te escribo. Las escribía por mí, porque necesitaba escribirlas, pero tengo que dejar de hacerlo. Algunas de estas cartas no enviadas, llegaron a ti, y las leíste con ojos de diferentes mujeres. Otras, como tenía que ser, simplemente se perdieron en la inmensidad. Han sido un vehículo por el que expresarme. Han sido una manera de acercarme más a lo que soy, al mismo tiempo que me permitían alejarme de la realidad. Ahora tengo que acercarme a esa realidad en el que las pieles se rozan y te miran a los ojos. Debo olvidarme de este otro mundo en el que sigues siendo mi Lolita. Debo dejarte ser Dolores. Fue bonito. Fue un sueño. Fue.

Tuyo irrespetuoso,
Humbert.

2

miércoles, 28 de junio de 2006

Cartas a Dolores (IV)

Querida Dolores,

Ya has dejado de ser una niña a los ojos de la sociedad. Pero tú, yo, y seguro que alguien más, sabemos que, si alguna vez lo fuiste, de eso hace tiempo. Pronto emprenderás tu primer viaje de adulta. Te irás para crecer por dentro y por fuera, y a tu regreso, te esperan aún más cambios. Aprovecha el miedo que sientes para descubrirte a ti misma, para descubrir tus límites, tus capacidades, que están más allá de lo que piensas. Todas las nuevas experiencias que vivirás en esta primera etapa te prepararán para las siguientes, para tu nueva vida. Rompe con lo que hasta ahora te ha hecho sufrir, para en el futuro recordarlo como algo que pasó y te hizo mejorar. Busca la felicidad en cada cosa que hagas, sin pensar en lo que un emperador romano quiera conquistar ni que casa nueva te aguarda a 700 kilómetros de donde tú estás. No existe una sola oportunidad en la vida. Puedes elegir la que prefieras, así que no sufras más que lo mínimo por las que dejes pasar. No creas en el destino. No te conformes con lo poco que te quieran dar. No te conformes con ser una más. Los labios pueden mentir. Los gestos pueden mentir. Las palabras pueden mentir. Los ojos no. Mira los tuyos en el espejo y convéncete de que eres única, de que eres especial. Cuando encuentres eso mismo reflejado en otros ojos, sabrás que merecerá la pena.

Sé que no eres para mí. Que serás de otro. Que ya has sido de otros. Pero porque aún late el deseo en mí, tu felicidad será la mía. Tu amor, será el mío. Celebraré tu suerte. Sufriré tu dolor. Porque no sé concebir mi relación contigo de otra manera. Porque eres una mujer y yo soy un hombre. Aunque sigas siendo Lolita. Porque sigues siendo Lolita.

Irrespetuosamente tuyo

Humbert

miércoles, 1 de febrero de 2006

Cartas a Dolores (III)


Querida Dolores,

Desconozco dónde vives, pero tu ciudad es la mía. Desconozco que nombre usas, pero adoro cada letra que lo forma. Desconozco que flores adornan tu jardín, pero su perfume me embriaga. Desconozco tus formas de mujer, pero acaricio cada curva de tu cuerpo. Desconozco si te han hecho daño, pero sufro por ti, con la misma intensidad que te amo. Desconozco que vida llevas, pero quiero vivirla a tu lado. Desconozco tus sueños, pero volaría hasta alcanzarlos y estar en ellos. Desconozco el latido de tu corazón, pero mi pulso se acelera con el tuyo. Te desconozco, pero sigo deseándote.

Tuyo irrespetuoso
Humbert.

miércoles, 9 de noviembre de 2005

Cartas a Dolores (II)



Querida Dolores,

aún te adoro en la distancia. Tus fotografías siempre me recuerdan lo que fuiste para mí. Lo que aún eres. Hablo contigo aunque tú no estés aquí. Te cuento como es mi vida sin ti. Te cuento como sería mi vida contigo. Te hago el amor con cada palabra que pronuncio. Te hago el amor con cada palabra que escribo. Sé que no las leerás. No las leerás pero tengo que escribirlas. Me dirijo a ti pero no escribo para ti. Escribo por mí. Necesito escribir lo que siento. Necesito verlo escrito para pensar que no es irreal. Aunque lo sea. En mis solitarias noches fijo la vista en el techo de la habitación y te veo, mirándome. Sueño despierto con tu cuerpo desnudo. Con ese cuerpo que no puedo tocar. Con cada centímetro de tu piel, que no puedo acariciar. Con cada pliegue de tu sexo, que no puedo disfrutar. Y mi sexo excitado te reclama. Pero tu no estás aquí para acariciarlo, para besarlo, para acogerlo e introducirlo dentro de ti, y hacer que explote de placer. Explota en el vacío. En un placer suicida sin sentido. Un placer tuyo. Un placer sin ti.

Tuyo en el deseo.
Humbert

sábado, 1 de octubre de 2005

Cartas a Dolores (I)



Querida Dolores,

había vuelto a sentirme adolescente, a vibrar con cada pequeña cosa. Pero ya no eres aquella joven inocente y loca que conocí. Te has echo mayor y sufres los males de esta sociedad. Te han atrapado con las mentiras que te convierten en adulto.

Ahora ya no estas a mi lado. Ya no podré llevarte a París, y descubrirte los rincones donde me escondo del mundo. Ya no podremos pasear por los jardines de Luxemburgo, ni asomarnos a la ventana de la buhardilla en los días de lluvia, ni dejarnos atrapar por la noche abrazados. Todo se ha roto. todo ha desaparecido. Todo se conjuga en pasado. Todo se escribe en condicional. Todo niega el futuro.

Nuestras noches de cama, en las que yo era maestro y tú aprendiz, se han convertido en noches solitarias. Las mías. Las tuyas, se han convertido en clases magistrales, dónde la maestra eres tú. Quién pudiera gozar de nuevo de tus tersos senos, de tu suave pubis, de tu sensual boca, de tus manos descubriendo cada rincón de mi anatomía, llegando a mi sexo, acariciando cada centímetro de él, siguiendo las indicaciones de mi cuerpo, consiguiendo el máximo placer, recreándote en mi satisfacción, pidíendome la tuya, y yo penetrando en una cueva inexplorada, abriendo la senda que otros ahora siguen. No puedo olvidarlo, no quiero olvidarlo, no sé olvidarlo.

Se acerca el otoño, los días son más cortos y las noches más frías. Yo casi no lo percibo. Hace tiempo que vivo en un eterno invierno. Desde que te fuiste. Porque te fuiste. No conseguimos quedarnos atrapados en un mundo perfecto, no conseguimos detener el tiempo en aquel día que no existió. El mundo sigue girando, y no parará ni para tí ni por mí. La locura que me contagiastes ha desaparecido, dejando un vacío que tendré que llenar. Porque tengo que llenarlo. No puedo vivir así, pero tengo que vivir sin tí.

Siempre tuyo irrespetuoso
Humbert.