sábado, 8 de octubre de 2005

Entre sus manos - Marthe Blau

Llego ante la puerta cochera y veo desfilar mi vida. Tengo un nudo en el estómago y mis piernas vacilan sobre los tacones. No puedo seguir avanzando.
De repente, tengo mucho frío o mucho calor. En realidad, no sé. Pienso en mi hijo, mi amor, mi razón de respirar. Veo su mirada cuando lo he dejado entre los brazos de una niñera con la que todavía no está muy familiarizado.
¿Dónde estoy?¿Qué hago aquí, depilada, perfumada, encaramada sobre los tacones de nueve centímetros de unos zapatos negros de punta fina, con un incómodo liguero y un tanga que se me clava en la carne?
Me duele el vientre. Contemplo la posibilidad de marcharme, de volver con mi adorado hijo, de estrecharlo entre mis brazos, de decirle cuánto lo quiero, que siempre le seré fiel, que mi vida está consagrada a él.
Recuerdo su nacimiento, las lágrimas de felicidad ante su aparición, la emoción de su padre, las promesa hechas, los besos de amor, la ósmosis que nos une a los tres.
Y tecleo el código del edificio.



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