Ella quería más, y yo no podía. Mi polla estaba flácida y sin vida después de tres orgasmos. Las copas de más en la discoteca empezaban a pasar factura. Pero ella no se rendía. Empezó a acariciarme y a besar mi sexo, para acabar introduciéndoselo en su jugosa boca. Obtuvo la respuesta que buscaba: mi pene en erección. Parecía funcionar independientemente del resto de mi cuerpo. Ahí estaba, completamente duro, pidiendo más. Yo parecía un simple espectador, ajeno a mi propio miembro, apenas consciente ya de lo que ocurría. Ella seguía chupándomela y lamiéndola, mientras que con su mano me acariciaba y apretaba, ahora suavemente, ahora más fuerte, mis vacíos huevos. "No hay más. Aprovecha que esta dura porque no creo que siga así mucho rato", alcance a decirle. Por un momento levantó su cabeza de mi sexo, y con voz desafiante me contestó: "pienso correrme con tu polla dentro; y tu también te vas a correr". No pude contener la risa. Dudaba mucho que con la borrachera que llevaba, pudiera hacer algo más aquella noche.
Ella se subió, dándome la espalda, como dejando claro que aquello no iba conmigo. Era un asunto entre ella y mi polla. Empezó a moverse rítmicamente. Yo veía como mi polla entraba y salía de su coño, pero casi no sentía placer con aquello. "No conseguirás que me corra" le insistí. Mis palabras no parecieron importarle lo más mínimo. Ella seguía disfrutando. Consiguió lo que deseaba. Se corrió. Se corrió como ya había hecho unas cuantas veces aquella noche. Sacó mi polla de su interior, le quitó el condón y empezó de nuevo a chuparla. Seguía erecta. Con un dedo empezó a jugar alrededor de mi ano. Al principio no me di cuenta, pero cuando intentó introducirlo dentro de mí, el nivel de conciencia subió. Su dedo entraba y salía por completo de mi interior. Poco a poco, y sin apenas esfuerzo por su parte, me sorprendió notar que ya eran dos los dedos. Mi polla seguía en su boca y yo ya empezaba a notar sus palpitaciones. Volvíamos a formar un todo único. Mi mente se centraba en el placer que estaba recibiendo mi cuerpo, sin preocuparse de nada más. Solo disfrutaba. El ritmo de sus dedos y de su boca se aceleró. Sus dedos se curvaron, acariciando la parte interior del ano más cercana al pene, y éste reaccionó al instante con una abundante explosión de semen, como si fuera el primer orgasmo de la noche. Ella seguía deslizando sus labios por todo el grosor de mi polla, hasta que notó que perdía su dureza. Me miró con cara de satisfacción. "No dudes nunca de mí. Siempre consigo lo que quiero". Aquella noche me quiso a mí.
9 comentarios:
jajaaj ahh mujeres, siempre tenemos lo que queremos y cuando lo queremos.
buen fin de semana
labios...
ups.. olvidé la firma.
Speranza
Que faceta desconocida y que grato es conocerla. Me ha gustado mucho la verdad. Y si .. ese punto es magico xd
El título de tu post lo dice todo.
Abrazo orgiástico.
Se ha acelerado mi pulso... se ha agitado mi respiración... nunca debiste dudar que lo conseguiria.
Besitos.
El poder del punto G masculino... este orgullo de machos que impide que se juegue por esa puerta... hace que muchos se pierdan grandes sensaciones.
Bien Humbert... sin duda ella sabía como accionar el botón adecuado.
g: bienvenida. me alegro de tu agitación. un placer.
erotismo: gracias por tu visita. te sigo.
Bastante hot el post...intenso podría decirse???
que tal le ha ido a su punto g últimamente¿
ya extraña sus imágenes también..
labios de domingo lento y sin prisas...
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