sábado, 24 de septiembre de 2005

de Madrid, al cielo

Dos o tres veces al año, viajo a Madrid por motivos laborales. Una de esas visitas se produce a principios de año, coincidiendo con una feria internacional del sector. Ya hace cuatro años que esa cita es doble: con la feria y con Mónica. Nos conocimos hace cinco años. Ella es andaluza, y creo que no puede haber una mejor representante de la belleza del sur. Cuerpo con curvas, morena de pelo largo y liso, piel canela y una sonrisa que encandila. Ese primer año solo estuvimos tonteando, coqueteando, o como quiera decirse. Yo creo que ese dejar la miel en los labios hizo que al año siguiente no hubiera prácticamente prolegómenos. El primer día de feria ya acabamos juntos en mi habitación de hotel. Porque hasta en eso el destino nos era favorable. Nuestras empresas reservaban el mismo hotel.

Nuestro último encuentro fue en enero de este año. Siempre quedamos en mi habitación. Yo viajo solo, y Mónica comparte la habitación con una compañera del trabajo. A ella le dice que pasa la noche con una antigua amiga suya de facultad que ahora vive en Madrid. Es uno de los pocos datos biográficos que conozco de Mónica. Ni yo ni ella nos hemos explicado nuestras vidas, no sé si tiene novio, esta casada, tiene hermanos....simplemente tenemos una relación sexual una vez al año.

Ella llamó a la puerta de mi habitación. Había cambiado su elegante traje chaqueta y pelo recogido por unos tejanos, una camiseta blanca y el pelo suelto. Nada más cerrarse la puerta nos comimos a besos literalmente. Le encanta mordisquearme los labios, el cuello, y todas las partes de mi cuerpo que puede alcanzar. Acabar en la cama desnudos, fue cosa de minutos. La tendí sobre las sabanas blancas, que aún resaltaban más su color de piel. Me encanta su piel, morena, suave. Me encanta acariciarla, besarla. Empecé por sus brazos, que ella tenía extendidos, sujetándose con sus manos a la cabecera de la cama. Pase suavemente por sus axilas. Note como su cuerpo se tensaba al pasar por la base del pecho. No se lo toque. Baje hasta su ombligo. Con mi lengua hice círculos entorno a él. Ella apretó la cabecera con más fuerza. Deje de lado su sexo, y fui besándole el interior de los muslos. Ella abrió más las piernas, como invitación a comérselo todo. Soltó sus manos de la cabecera para acercar mi cabeza a su húmedo coño. No era todavía el momento. Quería que aquello durara más. Cogí mi corbata de la mesita de noche y la até suavemente a la cabecera de la cama. Ella me miró con cara de desesperación y deseo: “Cómemelo ya”. “Todo a su tiempo”. Antes de volver a sus muslos, pase mi mano suavemente por todo su costado. Podía notar su cuerpo en tensión. Cuando llegue a la cadera, pase mi mano por encima del vello de su sexo, solo acariciando las puntas del vello. Ella giró la cabeza con gesto de placer, mientras cerraba sus ojos. Mis labios se acercaron y mi lengua empezó a lamérselo. Al mismo tiempo con dos dedos, busque su clítoris que ya estaba muy duro. Su respiración se hacía cada vez más rápida. Su excitación era cada vez mayor. Seguí lamiéndola pero al mismo tiempo busque mi polla y empecé a acariciarme. Estaba dura y a punto. Suavemente la penetré. Su vagina estaba caliente y muy húmeda. Nos besamos, nuestras lenguas se cruzaron una y otra vez. Noté como su jugo rodeaba toda mi polla, que seguía follándola. Cada vez más rápido. Acaricié sus hermosos pechos. Con una última envestida me corrí. Le solté las manos, que rápidamente me cogieron del pelo y me estiraron la cabeza hacia atrás. Sus ojos se clavaron en los míos: “todo el año pensando en estos días, y tu aún alargas más la agonía. Eres malo...Te deseo”. Me mordió el cuello y me dejo marcados sus dientes en mi carne.

A la mañana siguiente ella se fue. Por suerte su mordisco quedaba oculto bajo el cuello de la camisa y la corbata. Continuaba sin saber nada de ella a parte de su nombre de pila, la carrera que estudió, la empresa para la que trabajaba y la ciudad donde vive. Pero sabía que el próximo año nos volveríamos a encontrar en una habitación de hotel. En Madrid. Y como dicen: de Madrid al cielo.

1 comentario:

Lucy Sombra dijo...

que lo has logrado...
besos
l.